En el acto, organizado por la Hermandad de Penitencia para recaudar fondos con la colaboración del Ayuntamiento de Zalamea la Real, pudieron admirarse un total de 48 trajes cedidos por mujeres del municipio
El Teatro Municipal Ruiz Tatay de Zalamea la Real registró anoche un lleno absoluto de público con motivo del desfile de trajes antiguos de novia que celebró la Hermandad de Penitencia para recaudar fondos con la colaboración del Ayuntamiento del municipio y de un grupo de mujeres de la localidad.
Casi medio millar de personas abarrotaron la sala para admirar un total de 48 trajes de la década de los 60, 70 y 80 que fueron cedidos por mujeres de la localidad y lucidos por chicas jóvenes del municipio, que llevaron en la mayoría de los casos el vestido de la boda de sus madres, abuelas o familiares, aportando con ello una doble dosis de emotividad. A través del desfile, se hizo un recorrido por la moda de las ceremonias nupciales de estas tres generaciones y por la evolución que durante estos años experimentaron los vestidos de novias en diversidad de formas, tejidos, colores y estilos.
Los encargados de presentar el acto fueron el zalameño y miembro de la Hermandad de Penitencia Samuel Ortega y Silvia Beato, que recordaron el día de la boda de muchas mujeres zalameñas e hicieron un repaso por la historia, sociedad y cultura para contextualizar cada traje con la época en la que fue confeccionado.
En un viaje atrás en el tiempo, Ortega y Beato hicieron un recorrido por las variaciones que experimentaron los elementos nupciales a lo largo de estos años y recordaron como influyeron los cambios sociales, económicos y políticos en la confección del vestido para ir adaptándose a las necesidades y gustos de la mujer.
Desde el primer traje, del año 1990, hasta el más antiguo que ayer se presentó en el desfile, datado en 1961, se fueron mencionando a las mujeres que lo llevaron puestos en su día y se habló de la relación entre los acontecimientos de esos años con la moda en novias.
Así, los trajes de novia de la década de los años 80 evolucionaron paralelamente al panorama social y político de aquellos años de transición política, donde la gente fue más proclive a mostrar su riqueza en forma de ropa, cortes de pelo, relojes y joyas. Por ejemplo, el opulento traje que llevó Lady Di el día de su boda con el príncipe de Gales se convirtió en un símbolo de los 80 y fue un referente que copiaron muchas mujeres de la época.
En aquellos años, eran típicas en Zalamea la Real las bodas celebradas por la mañana en el cine y con novias vestidas de blanco inmaculado, velos y ramos de rosas. Triunfaban las tiendas de novias como Jolice o Casablanca aunque las más afortunadas podían permitirse un traje de Nuevas Galerías o de Pronovias. Los novios, todos con corbata y clavel en el ojal, del brazo de la madrina seguían a su novia de blanco hasta el altar.
Asimismo en los 70, década de grandes cambios en España, los vestidos de novia jugaban con volados en las mangas y las mujeres gustaban de llevar el pelo largo y flores frescas en su ramo.
Fue la época de los pantalones de campana, los bolsos y bikinis de crochet o las plataformas descomunales que lucían con vestidos de telas y estampados estridentes.
En el aspecto musical triunfaban en las listas Camilo Sexto, Triana, José Luis Perales, Paloma San Basilio, Nino Bravo, Cecilia, Julio Iglesias, Mocedades, Mari Trini o Roberto Carlos y en televisión eran aclamadas las series El Coche Fantástico, Vacaciones en el Mar, Curro Jiménez o Crónicas de un Pueblo.
Bodas populares de por entonces fueron la de Rocío Jurado, Raphael, Rocío Dúrcal o la de la nieta de Franco, Carmen Martínez Bordiú con Alfonso de Borbón.
En la década de los 70 eran típicas en el municipio zalameño las bodas mañaneras, con novios madrugadores que se daban el si quiero a tan tempranas horas que los convites solían ser desayunos con café, dulces y licores.
La boda más representativa de los 60 fue la de los Reyes Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia. Años en los que España estaba sumida en el terror del régimen franquista, de la emigración, de la Bomba de Palomares… pero también de la cultura POP, del uso de estampados y materiales como el plástico, las gafas enormes de pasta, los cinturones anchos y del debut de la minifalda.
También en Zalamea la Real eran típicas en estos años las bodas madrugadoras, enlaces a muy tempranas horas de la mañana que después se celebraban con un desayuno con café, dulces y licores.
Bodas en el tiempo que ahora han evolucionado para convertirse en más festivas, con exuberantes almuerzos o cenas y con viajes de novios fuera de España, aunque lo que no ha cambiado es la ilusión e intensidad con la que la viven sus protagonistas.