El Ayuntamiento de Zalamea promueve la titularidad de plaza histórica para su coso. El día 21 defenderá en Madrid su candidatura para ser incluida en esta asociación.
LLEGAN desde Zalamea los ecos de una decisión esperada. Ya tuve ocasión con motivo del pregón septembrino de Zalamea de charlar sobre los planes que había en torno a la plaza de toros zalameña. Me lo comentaba su alcalde y no ha pasado tanto tiempo cuando por fin se acortaron los plazos y es por eso que ahora me cuentan a través de esa endiablada velocidad del Hotmail que hace unos días el Excmo. Ayuntamiento de Zalamea la Real ha aprobado solicitar la incorporación del municipio en la Asociación Unión de Plazas de Toros Históricas de España, creada el 10 de Marzo del 2000 por los Ayuntamientos de Almadén (Ciudad Real), Aranjuez (Madrid), Béjar (Salamanca), Campofrío (Huelva), Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real) y Tarazona (Zaragoza), y por las entidades Real Federación Taurina de España y Asociación de Amigos de la Plaza de Toros de Béjar, en aras a la promoción histórica, artística, arquitectónica y turística de las Plazas de Toros de estas ciudades, por su condición de históricas.
El zalameño, Vicente Rodríguez ha realizado un minucioso estudio de investigación en el Archivo Municipal sobre la Plaza de Toros de Zalamea la Real que certifica y acredita aspectos suficientes para que desde el Ayuntamiento se pueda instar a la Unión a que ese pueblo engrose esta exquisita y reducida lista de municipios españoles entre los que están, entre otros, además de los precursores, Lima (Perú) o Ronda, y también tiene solicitada su entrada la Plaza de Toros de Sevilla.
La defensa de la candidatura zalameña a poder pertenecer a esta Asociación Nacional tendrá lugar en Madrid, el próximo día 21 de febrero, y coincidirá con la entrega de premios que organiza la Real Federación Taurina de España de los famosos e importantes galardones Cossío, de carácter nacional.
Está claro que con estos mimbres, que son afortunada actualidad para la plaza zalameña, se viene cerrando un perfecto circulo que permita además trabajar con la mesura necesaria para apostar con la brillantez de tardes inmensas y grandes en el coso que Los Arrepentíos cedieron para lustre y boato de una afición que uno se resiste a creer que se la haya llevado el viento de la historia.
Sin lugar a dudas, Zalamea tiene por delante el reto de poner confianza en el futuro taurino que le compete y esta noticia debe unirse desde luego a haber servido como escenario de una de las ferias más completas de toda nuestra provincia.
Los otros tiempos se fueron. El tren ya no llega hasta los topes repletos de aficionados, pero es innegable que dentro de ese importante patrimonio de plazas de construcción en nuestra provincia, en Zalamea se apuesta por un futuro coherente.
NO es casualidad que hoy escriba de Zalamea. Lo digo para que nadie se rompa la cabeza pensando si es que cayó precisamente en suerte esta página, hoy que se han entregado los premios provinciales.
Simplemente, me parece justo hacerlo. No pararé en discutir decisiones soberanas de ningún jurado, porque así son y a ello obliga por lo menos desde la consideración que quiero tener.
Pero si a estas alturas uno anda convencido de algo, ese algo es que la más extraordinaria novillada vista en muchísimo tiempo en plazas de nuestra tierra se lidió en Valverde del Camino bajo el hierro de don Tomás Prieto de la Cal. La otra gran verdad de la temporada se la llevaron para el desolladero los seis toros de Peñajara que brillaron a una altura tan importante que a lo mejor por eso han sido inclasificables.
Y es verdad, no escribo para reivindicar nada a nadie excepto a mí mismo. A mí que tuve 
Porca miseria la mía, siempre jugando a caballo perdedor.
Al menos, en el interior de cada pensamiento de aficionado hay una verdad. En el mío está mi verdad y después de tantas tardes en nuestra provincia, después de tantos caminos andados y desandados por esas carreteras de Dios, me sigue resaltando en el recuento una gran tarde de toros y toreros en Zalamea, la Real. Después de que son tan escasas en los ruedos, que desazón tan grande produce saber que tantos se la perdieran... Sin querer, claro.
